Los protas, Natalie (Alicia Witt) y Paul (Jared Leto) |
Un film muy estimable que junto con "Sé lo que hicisteis el último verano" conforman de lejos las mejores imitaciones (entre un grandísimo número existentes) de la fórmula impuesta por "Scream", después de que ésta arrasara en las taquillas de todo mundo. Y ya estamos con las típicas críticas de siempre que si apuntan que no aporta nada nuevo, que si es muy previsible. Efectivamente, es ciertamente previsible, pero a ver es un slasher, o sea un psycho-killer que asesina jóvenes por doquier, que al igual que en "Scream" no conocemos su identidad hasta el final y que se las gasta de formas sangrientas siguiendo el patrón de las leyendas urbanas de la zona. Un slasher es un slasher y no hay más, como en un western veremos indios y vaqueros o en un musical las típicas cabareteras haciendo shows en barras o con sillas, todo género es previsible en su justa medida, no seamos cínicos y se le quiera echar mierda masiva al de terror por ser lo que es.
Natalie y su amiga Brenda (Rebecca Gayheart) muy asustadas |
Alguien quiere jugar al asesino |
Dicho esto "Leyenda urbana" expone un argumento más que interesante, ameno y muy entretenido, ¿lleno de clichés?, pues sí, pero con un grandísimo respeto por el género tratado lo que es siempre de agradecer. Además como ya he mencionado, cada género tiene sus clichés, atentar contra ellos es atentar contra el género en sí y eso es algo que los fans de este tipo de pelis no deseamos en ningún caso. Su cierto toque de indudable personalidad nos lo encontramos en la forma tan curiosa que tiene el asesino de despachar a las víctimas, como ya he dicho, recreando leyendas urbanas populares de la zona, lo que desde mi punto de vista lo convierte en un psicópata más creativo que lo mayoritariamente expuesto en el género. Esta premisa ciertamente original, le imprime mucho atractivo a la película y los espectadores no sólo permaneceremos en intriga ante el desconocimiento de quién es la próxima víctima, sino también en cómo se las ingeniará el psicópata para mandarla al otro barrio, y es que no se puede negar que se lo curra un cacho con el rollo de las leyendas urbanas, saliéndose algo del patrón establecido en los films de asesinatos.
El profesor Wexler (Robert Englund, quien interpreta al mismísimo Freddy Krueger) |
Eso sí, éstos eran los noventa, de gore esperaos lo justito, no hay ninguna muerte especialmente gráfica ni sangrienta en extremo, ya sabéis fue una época bastante edulcorada y los films del género eran bastante políticamente correctos para resultar de enganche más masivo en las taquillas. Pero bueno, creo justo decir que los asesinatos, aunque no sean desmesuradamente bestias, tampoco defraudan, ya que son variados y gracias a ese un toque de originalidad existente en su elaboración, a mí la película me dejó más que satisfecho en este aspecto. Por otro lado, la acción no decae y mantiene el interés de principio a fin y sin altibajos (lo que es muy difícil de conseguir). Las interpretaciones son bastante correctas, a ver seamos sinceros, no es que se merezcan un Oscar, pero dentro de las limitaciones impuestas por sus personajes, los actores cumplen sus respectivos roles bastante bien. A destacar la presencia de dos iconos del género como Brad Dourif (quien da su voz al muñeco más diabólico existente, Chucky) y Robert Englund (el eterno, único e inigualable Freddy Krueger).
Sin duda, uno de los mejores slashers tardíos de finales de los noventa, un gran slasher que no defraudará a los fans de este tipo de cine y que sin lugar a dudas entretendrá a quien se siente a verla. Eso sí, como siempre comento, ese grupito de listillos de gustos más sofisticados, que la ignoren y que se queden con sus truñacos cultos de Fellini, Bergman, etc...
Aquí no hay sitio para bromas, el asesino está cabreado y quiere matar |
*MI MOMENTO FAVORITO: se ve que la pobre Michelle Mancini (Natasha Gregson Wagner) nunca ha oído esa leyenda que cuenta que una indefensa mujer conduce tranquilamente por la carretera y un lunático con un hacha se oculta en el asiento trasero del coche. Un prólogo magnífico y repleto de tensión.
¡Aquí van a rodar cabezas! |
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