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sábado, 16 de noviembre de 2013

El país del sexo salvaje (1972) de Umberto Lenzi



El prota John Bradley (Ivan Rassimov)
Seguramente a todo aquél al que se le hable de cine de caníbales, le vendrá a la cabeza el famosísimo título de Ruggero Deodato, "Holocausto caníbal", cuyo apoteósico éxito a convirtió en el estandarte de tan impopular subgénero por antonomasia. No obstante, dicho film no fue ni mucho menos el pionero, ya que a lo largo de los setenta, el subgénero fue tomando forma con la realización de unos cuantos films que ya habían tocado el tema de la antropofagia en los lugares más apartados de la civilización. La película que nos ocupa es digamos, la que puso de moda el subgénero en sí, su director Umberto Lenzi, puso toda la carne en el asador para crear las referencias que posteriores películas como "Holocausto caníbal" seguirían y dio paso a que los caníbales selváticos tuvieran su desdichada presencia en las pantallas durante los años setenta y ochenta, época en la que tuvo su apogeo e inminente declive los films de este subgénero, del cual los italianos se convirtieron en sus máximos explotadores; en concreto el señor Deodato, que aparte de "Holocausto caníbal" realizó, anteriormente a ésta, la abominable "Mundo caníbal"; y el propio Umberto Lenzi, quien realizaría en 1980 la soberana mierda "Comidos vivos" y en 1981 otra de las mejores incursiones en dicho subgénero, la violentísima "Caníbal feroz"

El prota a punto de sumergirse en el río

John capturado por los nativos
Centrándonos en "El país del sexo salvaje" (por cierto, un título que difiere mucho del contenido en sí del film, parece más apropiado para el de una película española del destape o incluso una porno), aunque presentó, como ya he dicho, el esquema básico de los films de caníbales, hay que decir que difiere en gran medida de los derroteros en los que divagaría el subgénero. En lo que más puede comprobarse es en la plasmación de la violencia visceral, aunque a esta película violencia y alguna que otra escena ciertamente escabrosa no le falta, no contiene un exceso tan desmesurado de la misma como otras películas posteriores de temática similar. Los que nos cuenta el film es la historia de una fotógrafo británico John Bradley (muy correcto Ivan Rassimov), se encuentra de viaje en Tailandia. El tipo tiene un encontronazo en un club nocturno con un nativo y durante el enfrentamiento, el segundo resulta muerto. Entonces el fotógrafo se convierte en un fugitivo, así que decide buscar una ruta rápida para escapar. Contrata a un guía y con éste se adentra río abajo en el interior de la selva. No obstante, más peligros le abordarán, ya que serán atacados por una tribu de aborígenes que acabaran con la vida del guía y secuestrarán al fotógrafo, al que toman por una especie de Dios de las aguas, o algo así. Total que tras someterlo a un sin fin de putadas, hacerle comer sesos de mono e incluso infringirle varias heridas con objetos punzantes, acabarán aceptándolo como un miembro más de la tribu. El fotógrafo además acabará enamorándose de una de las indígenas (Me Me Lai) y juntos constantemente harán demostraciones tácitas de lo mucho que se quieren; llegan incluso a tener un hijo y todo. 

Canibalismo en la selva

Haciendo buenas migas con la nativa (Me Me Lai)
Viendo la película se me venía a la cabeza la historia de "Un hombre llamado Caballo" protagonizada por Richard Harris, o incluso "Pocahontas" (salvando las distancias por supuesto) y es que lejos de parecer un sangriento film de aventuras con caníbales de por medio (como otras posteriores) parecía estar viendo una historia de amor entre dos personajes pertenecientes a mundos distintos, en el que el procedente el mundo "civilizado" se quedaba fascinado por lo mucho que una aborigen "ignorante" y "salvaje" podía aportarle. Además el film posee una dirección soberbia que nos presenta preciosos paisajes naturales, con una fotografía deslumbrante, lo cual delata que Lenzi también podía ser un realizador con estilo, a pesar de otras muchas insufribles mierdas que han compuesto posteriormente su carrera cinematográfica. Podría haber dicho a grandes rasgos que la película me había causado una buena impresión, pero no; y ahora llegamos a la pega fundamental, repugnante y totalmente deshumanizada que nos presenta el film. 

Cortándole la lengua a un aborigen como castigo

John y la nativa retozando como alimoches en celo
Desgraciadamente "El país del sexo salvaje", también fue la pionera en presentar un aspecto que sería inseparable en los films de caníbales y es la plasmación real de torturas y asesinatos de animales. El muy cabrón de Lenzi fue el papi de la "apología de la violencia animal" cuyo testigo recogería, muy orgullosamente, el mamón coetáneo Ruggero Deodato. Escenas como el destripamiento de un pequeño cocodrilo o la decapitación de un mono, me parecen no sólo hirientes, sino dignas de condenación. Soy un amplio defensor de que los realizadores no se corten un pelo en mostrar violencia en sus obras, con la mayor libertad, siempre y cuando sea ficticia y por completo fingida, para eso existen los maquillajes y los efectos especiales. Pero ese maltrato tan asqueroso, me parece algo repugnante; por esa razón yo nunca podré dar el beneplácito a films de este estilo, sabiendo la impunidad con la que se llevó a cabo un acto tan vil como el representado. ¿Qué se les pasaría por la cabeza a esta panda de enfermos? Me pregunto yo. En fin, habría que esperar ocho años para que la Ley tomase medidas al respecto tras el éxito de "Holocausto caníbal"

John asistiendo al nacimiento de su retoño

Bueno, en resumidas cuentas no deja de ser una película interesante dentro de su contexto, por haber presentado un esquema imitadísimo y exponedor de importantes films en la Historia del género, además posee cualidades técnicas sobresalientes y cierto aspecto crítico de la sociedad, también muy presente en este tipo de producciones. Lamentablente sus cualidades positivas quedan aplastadas por la idecencia y el salvajismo, en el que paradójicamente sus realizadores cayeron a la hora de criticarlo. Yo no pienso volverla a ver, desde luego. 

Pocahontas y John Smith en versión picante

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