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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Luz de gas (1940) de Thorold Dickinson



Estrangulada en medio de la noche
Hace ya algún tiempo comenté en este blog el maravilloso thriller clásico "Luz que agoniza", dirigidio por George Cukor en 1944 y protagonizado por una espléndida Ingrid Bergman. Pues bien, dicho film americano, era en realidad un remake de esta peliculilla inglesa, de idéntico título en inglés, "Gaslight" (aunque esta versión anterior en español se tituló "Luz de gas"), realizada cuatro años antes. "Luz de gas", es decir la película original, sin embargo, es un film muy desconocido debido a que la versión americana se llevó más fama y más reconocimiento. Desde mi apreciación personal, sí que es cierto que considero mejor el remake, por la sencilla razón de que lo descubrí y visioné mucho antes y claro, cuando vi éste (la historia es prácticamente idéntica), pues no me llevé las sorpresas que me ofreció la otra. Además, también me veo en la obligación de decir, que "Luz que agoniza" también mejoró algunas cuestiones con respecto a esta versión anterior, por ejemplo, nos hace más partícipe del drama de su protagonista, le imprime más misterio a la trama y también realiza una mejor composición de los personajes, que en esta película inglesa, resultan bastante más acartonados y fríos. También me parecieron bastante mejores las interpretaciones, en la película americana, sin menospreciar las del reparto de esta película, que en resumidas cuentas, cumplen bastante bien, pero es que la otra ya con ver a Bergman haciendo del sufrido personaje principal ya te hace temblar las piernas de lo magistral que resulta y claro, haciendo las irremediables comparaciones con la prota de este film anterior, Diana Wynyard, que no es que lo haga mal, para nada, pero es que la verdad, no llega a transmitir las desgarradoras sensaciones que la Bergman lograba con una simple mirada. 

El matrimonio Mallen, Bella (Diana Wynyard) y Paul (Anton Walbrook)

La pobre Bella cree estar perdiendo la cabeza
No obstante, no sería justo menospreciar "Luz de gas". Hay que decir que se trata de un thriller clásico muy aceptable y que además posee el mérito de haber sido la primera adaptación de la obra teatral de Patrick Hamilton (en la que también se basó, lógicamente, el remake de 1944), convirtiéndose por lo tanto, ya de por sí, en una película con cierta historia. Centrándonos en ella como película, obviando comparaciones con la otra versión, se trata de un film muy bien realizado y perfectamente ambientado. La recreación del Londres victoriano es sensacional, al nivel de la versión americana, ídem de los demás aspectos técnicos que la componen visualmente. La historia es, como ya he dicho, prácticamente idéntica a la otra película (o mejor dicho, la otra a ésta, no olvidemos que la que nos acontece, fue anterior). Tenemos a una pobre mujer, Bella Mallen (Diana Wynyard), atrapada en el interior de su lujosa casona, siendo víctima del asedio de ruidos extraños que no hacen más que perturbarla continuamente. Cuando comparte sus miedos con su marido, Paul (Anton Walbrook), éste lejos de ayudarla, no hace más que convencerla de que está loca, ejerciendo crueles maltratos psicológicos contra ella. No obstante, no tardaremos en descubrir que el marido oculta algo y que realmente le interesa volver a su mujer loca de atar, para así poder llevar a cabo un propósito ciertamente perverso. Todo parece tener relación con el asesinato de la tía de ella, ocurrido en dicha casa, años atrás. 

Paul parece Jack el destripador, acechando en medio de la niebla

Paul humilla constantemente a su mujer...
El desarrollo del argumento es casi igual que la versión americana, aunque algunas cosas varían, como por ejemplo, la relación del marido cabrón con una de las criadas (en 1944 interpretada por Angela Lansbury, aquí por Cathleen Cordell). En la película americana se dejaba intuir cierto tonteo entre ambos personajes, en esta película en cambio, de intuición nada; nos dejan bien claro que el marido se la pega a la mujer con la criada; un detalle que me parece especialmente curioso, ya que por lo visto en aquel momento los ingleses eran menos recatados, por lo visto, que los americanos (ya que éstos no tuvieron huevos de reflejar la existencia de la infidelidad), mostrando de forma tan explícita unos cuernos en una película de 1940, algo que me parece increible viendo el absoluto contraste del tan estricto y refinado comportamiento inglés de hoy en día (se ve que la Thatcher hizo lo propio). También podemos ver que en esta primera versión tiene mucho menos protagonismo el drama humano de la protagonista y que además posee un mayor protagonismo el personaje del policía que se interesará por el caso y acabará descubriendo el meollo de la cuestión (interpretado aquí por Frank Pettingell, un tipo muy diferente a la imagen de galán de Joseph Cotten en el film de 1944). 

...y además se la pega con la criada (Cathleen Cordell)

El agente Rough (Frank Pettingell) vigila con un
compañero la casa de los Mallen...
En resumidas cuentas, "Luz de gas" es un pequeño clásico, muy bien realizado y la mar de interesante, en cambio ensombrecido por la fama de su posterior remake americano, el cual personalmente, considero mejor por las razones que ya he explicado. No obstante, me parece que a día de hoy, es un film de gran valor, sobre todo por lo desconocido que es a grandes rasgos, y que tener en cuenta para su visionado podría ser todo un gran descubrimiento para el aficionado al cine clásico. Además hay que tener en cuenta, que contó con el don de la originalidad a la hora de ser el primero en contar dicha historia en el terreno cinematográfico y por ello, no ha de ser para nada menospreciado, aunque a nivel de prestigio haya sido derrotado por su posterior remake. Pero bueno, es una pequeña joya a reivindicar. 

...y acabará desenmascarándolo

*MI MOMENTO FAVORITO: al igual que en la otra versión, una vez descubierto el pastel, la pobre Bella (Diana Wynyard) acabará mostrándole las uñas al cabrón de su marido, que durante tanto tiempo la ha tenido acojonada y humillada. 

Ahora sí podría decirse que está loca

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