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miércoles, 6 de noviembre de 2013

La maldición del hombre lobo (1961) de Terence Fisher



El asqueroso marqués Siniestro (Anthony Dawson)
Tras los éxitos obtenidos por la productora británica Hammer Films, con las nuevas puestas al día de los films de terror clásico de la Universal como "Drácula", "Frankenstein" o "La momia", en 1961 decidieron volver a traer de vuelta una nueva puesta al día de otro personaje mítico del terror de aquella época; el hombre lobo, cuya película más famosa había sido aquélla protagonizada por Lon Chaney Jr. en 1941. Pues bien, de nuevo la productora acertó de pleno y consiguió una de sus producciones más emblemáticas y fascinantes. En la dirección, de nuevo, el magnánimo Terence Fisher, que junto al resto del equipo realizó un trabajo sensacional. Una de las cosas que de primeras llaman la atención, es que la historia se desarrolla en nuestro país, España. El porqué tiene una explicación bien simple, en lugar de "La maldición del hombre lobo", la Hammer iba a abordar un film que tratase el tema de la Inquisición Española, de hecho el guión había sido escrito por John Gilling (quien después dirigiría la mítica película para la productora, "La plaga de los zombies"), aunque a última hora no se atrevieron a abordar dicho proyecto debido al ataque que se hacía de la Iglesia Católica y lo consideraron bastante políticamente incorrecto para la moral de la época, lo que sin duda, se traduciría como poco rentable en las taquillas. Como los escenarios para dicha película, de la España del siglo XVIII, ya estaban construidos, decidieron aprovecharlos, por ello cambiaron los escenarios del texto original (en el que se basa el guión de "La maldición del hombre lobo"), una novela de Guy Endore, que se desarrollaba en París, ambientándola en suelo español. 

El pobre indigente humillado por las clases dirigentes

El marqués con unos cuantos años más
Hay que decir que la película aborda el tema de la licantropía de forma bastante distinta a como la trataron en "El hombre lobo" de 1941, aunque también mantuvieron algunos aspectos intactos vistos ya en dicha versión anterior. En sí, "La maldición del hombre lobo" no es un film de terror, más bien una tragedia dramática, ya que se centra mayoritariamente en la atormentada psicología del protagonista y de las penurias que su condición de licántropo le va a hacer pasar, siendo testigos de su sobrecogedor dolor. La apertura de la película es magnífica, mostrándonos esa parte de crítica, muy presente en diversas producciones Hammer, contra las más altas clases sociales. Así somos testigos de la figura de un sádico marqués, llamado precisamente Siniestro (Anthony Dawson), que el día de su boda, da muestras de su macabro sentido del humor, humillando a un pobre indigente que ha tenido la mala idea de aporrear las puertas de su mansión para suplicar un simple mendrugo de pan para no morirse de hambre (comienzo que me recuerda mucho a la versión hammeriana de "El perro de los Baskervilles"). 

La criada sordomuda (Yvonne Romain), madre del protagonista

El prota deja claro desde niño, que no es exactamente normal
El mendigo acabará siendo encarcelado en la mugrienta mazmorra de la "humilde" morada del marqués, después de haber servido como mecanismo de burla de todos los sofisticados invitados al enlace matrimonial del cruel anfitrión. Pasan un porrón de años y el marqués ya es una asqueroso y decrépito viejo, con un pie en la tumba, pero sigue manteniendo su personalidad perversa, la cual demostrará cuando quiera aprovecharse de su criada sordomuda (Yvonne Romain). La chica, como está de muy buen ver, repudia al marqués y responde violentamente a su repugnante acto. El viejales, muy cabreado, la manda encerrar en las mazmorras, donde se encuentra todavía el indigente, ya también un viejo baboso. El tipo no perderá la oportunidad, y un arrebato acaba violando a la pobre chica, la cual ya no tiene escapatoria. 

León (Oliver Reed) notará extraños cambios en su cuerpo

Don Alfredo (Clifford Evans), padre adoptivo de León
De este acto tan atroz, nacerá un retoño durante la Nochebuena, el cual, tras el fallecimiento de la madre, será recogido por un noble, Don Alfredo Corledo (Clifford Evans). Aunque el niño, durante su crecimiento, muestra un comportamiento realmente extraño y en según que ocasiones síntomas que parecen asemejarlo con una bestia salvaje. No obstante, va pasando el tiempo y el chaval, llamado León (interpretado por Oliver Reed), se convierte en un apuesto joven, aparentemente sano. El chaval quiere vivir su vida, independizarse y trabajar y llega a plantearse hacer una familia con su amada Cristina (Catherine Feller), la única, además, que puede ejercer de amuleto de contención de la espantosa maldición que pesa sobre él. Pero, la tragedia será inevitable. El muchacho empieza a ser consciente de que la luna llena le hace transformarse en una bestia sedienta de sangre y que sin ser consciente, podría ser el responsable de la muerte de cualquier ser querido (igual que el personaje de Lon Chaney Jr.). Un destino cruel le deparará a un pobre chico que ha sido traido al mundo para derramar lágrimas y sufrir. 

Cristina (Catherine Feller), el amor del protagonista

Comienza la transformación
Como ya he dicho "La maldición del hombre lobo" explota más en profundidad el drama y la tragedia que el elemento más cercano al terror, a pesar de tener como protagonista a un personaje mítico en la historia del género. De hecho, el hombre lobo en sí, no se hará notorio hasta muy cercano el final, donde tendrá lugar la esperada transformación del personaje principal. La dirección es ejemplar, de nuevo Fisher demuestra su maestría, como en muchos otros proyectos realizados por él para la Hammer. El reparto es muy correcto, destacando a Oliver Reed, que además significó el primer papel protagonista de una larga trayectoria profesional dedicada al Séptimo Arte. Como en la mayoría de los proyectos marca Hammer, pues la ambientación gótica es sobresaliente, idem de la fotografía colorista. También me parece muy destacable el diseño del propio hombre lobo, una bestia albina de rostro monstruoso e imponente, que se parece bastante a la criatura bípeda diseñada por Jack Pierce en la versión de 1941. Sí que es ciertamente irregular, en mi opinión, el efecto de la transformación, constituida como las versiones ''licántropas'' de la Universal, con una sucesión de planos superpuestos consecutivamente en la que se ve al actor cada vez más caracterizado. Pero bueno, aún quedaban unos veinte años para presenciar las magnas transformaciones de "Aullidos" y "Un hombre lobo americano en Londres", que supusieron una revolución en el terreno de los efectos especiales. Pasando por alto esto, me parece una versión muy acertada y de gran personalidad de la historia del hombre lobo adaptada por la productora Hammer, un film ciertamente denostado, de gran valía en el género.  

León no es capaz de controlar la bestia que lleva dentro

*MI MOMENTO FAVORITO: el dramático final desarrollado en el campanario, porque además serán los instantes en los que tendrá protagonismo en sí, la figura del hombre lobo. 

León ya es un auténtico lobo feroz

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