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Los Lawrence, Bob (Leslie Banks) y Jill (Edna Best) |
Una desconocida joya de Hitchcok, perteneciente a su "período inglés" (antes de instaurarse en Hollywood), ciertamente ensombrecida por la grandilocuente fama que tuvo el posterior remake americano que le propio Hitchcock hizo en 1956, protagonizado por James Stewart y Doris Day. A mí personalmente ambas me parecen películas maravillosas, diferentes aunque en sí vengan a contar la misma historia y posean la misma línea argumental. En esta película, un matrimonio inglés, los Lawrence (Leslie Banks y Edna Best) está de vacaciones en Suiza con su hija (Nova Pilbeam) y entablan amistad con un francés llamado Louis Bernard. Éste es asesinado ante los ojos de la mujer y agonizando él le pide que transmita un mensaje a Londres. Resulta que Bernard era un espía secreto británico que iba detrás de una peligrosa organización criminal, que planea eliminar a un importante político extranjero, aprovechando su visita a Londres. Pero estos criminales secuestran a la hija del matrimonio y les amenazan con matarla si se le es ocurre revelar algo de lo que Bernard les ha comentado, antes de morir.
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Louis Bernard (Pierre Fresnay) es asesinado ante los ojos de Jill |
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El malvado Abbott (Peter Lorre) |
La verdad es que como la mayoría de los films de Hitchcock, a éste no le falta una trama que consigue enganchar, suspense e intriga por un tubo y un ritmo trepidante. Se nota el paso del tiempo en la película, apreciable en esa fotografía en blanco y negro gastada (signo del bajo presupuesto y la escasez de medios que Hitchcock contó para hacerla), pero francamente eso no le resta valía ni entretenimiento al film, además en bien cortito, dura unos 75 minutos, por lo que no se hace en ningún momento pesado. Es sin más de esas primigenias obras en las que Hitchcock comenzaba a mostrar su inconmesurable talento a la hora de contar historias increíblemente atrapantes. A destacar al malvado Peter Lorre, un actor con gran carisma y un rostro muy peculiar, popular por haber interpretado a un perturbado asesino en "M, el vampiro de Düsseldorf" de Fritz Lang. Con esa cara le venían que ni pintados los papeles de malos cabrones y perturbados, como el que hace en esta película.
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Padre e hija (Nova Pilbeam) a merced de los malvados criminales |
*MI MOMENTO FAVORITO: el desgarrador grito de Jill (Edna Best) durante un concierto en el Albert Hall, será más que decisivo para impedir el éxito de los planes de la organización criminal que retiene a su hija.
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"¡Fuego, fuego!" |
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