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viernes, 12 de julio de 2013

La momia (1932) de Karl Freund


La momia IM-HO-TEP (Boris Karloff) echando un sueñecito
Otra de esas magníficas joyas de terror clásico realizadas por la Universal a principios de los años treinta. Tras "Drácula" y "Frankenstein" ahora le tocaba el turno a otro monstruo milenario que volvía de la tumba para hacer sus correspondientes estragos y provocar escalofríos entre el público de la época. De nuevo se volvió a contar con la presencia del ya célebre Boris Karloff, famoso por haber interpretado al monstruo de Frankenstein un año anterior. Ahora Karloff vuelve a ofrecer otra de sus más famosas perfomances (me encanta esta palabrita) terroríficas, poniéndose en la piel de la milenaria momia de un sumo sacerdote de Egipto. Un grupo de arqueológos durante una expedición, la reviven accidentalmente y a pesar de contar con 3.700 años de antigüedad, la momia vuelve a la vida con mucha mala leche prometiendo acabar con la vida de todo aquél que se interponga en su plan de volverse a encontrar con su antiguo amor, Helen Grosvenor (Zita Johann), una joven que es la viva imagen de una princesa que amó en vida y que además fue el motivo de su cruel ejecución.
 
Este tipo mira pasmado como la momia resucita

Éstos no saben que están ante la momia
"La momia" fue otra de los más grandes éxitos de la Universal y dio pie a un montón de secuelas, imitaciones, remakes, y divagaciones varias sobre el mismo tema. Por ejemplo el más famoso es el (podríamos llamarlo) remake, realizado en 1999 por Stephen Sommers. Desde luego quien ha visto esta película más moderna encontrará un mayor número de dificultades de disfrutar de esta primitiva versión original, obviamente más desfasada e incluso inocua frente al alubión de acción, explosiones y efectos digitales del film protagonizado por Brendan Fraser. ¿Pero cuál es mejor?

Helen Grosvenor (Zita Johann) la reencarnación de la princesa Anck-es-en-Amon

Divagando cómo acabar con la momia
Pues ésa es una pregunta que desde mi punto de vista, no se podría contestar, ya que aunque cuentan en sí la misma historia son como la noche y el día, debido al abismo de años que las separan. A nivel de importancia cinematográfica, obviamente la versión de 1932 tiene más valía, por ser la antecesora, por ser ya un grandísimo clásico y por contar con la magistral interpretación del icono Boris Karloff (al pobre tardaban 8 horas en componerle el careto con el maquillaje). Aunque los amantes de la acción y la pirotecnia, desde luego disfrutarán más la versión de 1999; es cuestión de gustos. A mí personalmente me gustan ambas, aunque mi recomendación a todo aquél que sea amante del Séptimo Arte es que siempre se eche la vista atrás, como ya he comentado en otras ocasiones, para comprobar como las historias aparentemente ya obsoletas por tener más de 80 años a cuestas, siguen estando vigentes en el panorama cinematográfico actual demostrando así su apabullante inmortalidad.

El sumo sacerdote IM-HO-TEP a punto de ser momificado

*MI MOMENTO FAVORITO: el rito final que IM-HO-TEP (Boris Karloff) debe realizar para que su amor Anck-es-en-Amon (Zita Johann) vuelva a estar con él. 

Momento homenajeado en "El regreso de la momia (2001)" de Stephen Sommers

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