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miércoles, 10 de julio de 2013

Seis mujeres para el asesino (1964) de Mario Bava



Los numerosos sospechosos de los asesinatos
Oficialmente considerada el primer giallo puramente, en "Seis mujeres para el asesino" ya encontramos todos los elementos que caracterizan al subgénero italiano, tanto en su vertiente argumental como en su elegante y magistral componente audiovisual. Dirige Mario Bava ya perfilando su estilo tras "La muchacha que sabía demasiado" y nos sumerge en una intriga criminal repleta de sospechosos, sentimientos encontrados y mucho odio acumulado entre los diferentes personajes, tanto que cada uno de ellos parece tener motivos para convertirse en un sádico asesino. La trama nos sitúa en una casa de modas, en la que jóvenes modelos empiezan a ser sistemáticamente asesinadas de maneras muy crueles. Una de las víctimas tenía un diario. Lo que hay escrito entre las páginas del mismo parece comprometer a un buen puñado de personas, que tienen relación directa o indirectamente con dicha casa de modas, las cuales se convertirán en posibles sospechosos de estos atroces asesinatos. 

La preciosa fotografía colorista juega un papel fundamental

¡Esta chica oculta algo... y no es la única!
Como ya he dicho "Seis mujeres para el asesino" perfiló todas las características que se clasificarían como marca de fábrica de todo buen giallo. Por un lado, refiriéndonos al componente del argumento tenemos la trama policíaca que nos depara la consiguiente investigación de unos asesinatos. El asesino siempre es desconocido hasta el final y se nos van aportando una serie de sospechosos, que los espectadores deberemos ir analizando como posibles culpables. Las tramas de los giallo, y en este film se puede presenciar a la perfección, suelen ser enrevesadas, aportadoras de un sin fin de pistas falsas con el afán de que se nos plantee una difícil situación adivinar quién es el asesino (herencia del estilo Hitchcock).
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Antes de Michael Myers ya existían brutales asesinos enmascarados
Torturada y asesinada
Aunque si hay un elemento característico, por lo que el giallo ha llamado poderosamente la atención, es la compleja y original elaboración de los asesinatos. En este campo el maestro por excelencia a la hora de componer muertes poderosamente artísticas y violentas sería el sucesor de Mario Bava, Dario Argento más adelante, no obstante aquí Bava nos ofrece algunos de los tempranos antecedentes que acabarían desembocando en una vertiente más gore. Cabe destacar el aspecto del asesino, antecesor de cualquier slasher americano, tan popular a partir de finales de los setenta, y es que como se puede ver, éste cubre su rostro con una especie de máscara y no sólo eso, también posee un arma característica, una garra mortífera con la que da muerte a sus víctimas, lo que quiere decir es que Bava era un visionario y aportó detalles al género de terror más que interesantes y muchas veces poco reconocidos. 

Otra de las desgraciadas víctimas del asesino

La casa de modas posee cierta influencia surrealista
Con el paso del tiempo y sobre todo, sobre todo tras la aparición de "El pájaro de las plumas de cristal" de Dario Argento, el giallo iría adquiriendo más características que ayudaron a la creación de películas de gran personalidad dentro del panorama cinematográfico italiano, como por ejemplo juntar la trama policíaca real con algún elemento sobrenatural o aplicarle algún toque surrealista (presenciable ya en la atmósfera de este film). En definitiva, tenemos un gran clásico del cine italiano, visualmente precioso, elegante, macabro, intrigante, entretenido y sorprendente. Otro de esos buenos ejemplos que demuestran en la tan inmerecidamente poca consideración que se ha tenido a Mario Bava como uno de los maestros más grandes y geniales de la cinematografía italiana, pero como ya he dicho en otra ocasión, esto enseguida es justificable por cuatro criticuchos de turno que se sacan de la manga un sin fin de pesquisas sin ton ni son para poner a parir el denostado e infravalorado género que nos ocupa en detrimento de los otros existentes.

¡Al rojo vivo!

*MI MOMENTO FAVORITO: como suele ser habitual en todo buen giallo, lo mejor suele estar reservado para el final. La parte que más impresión me causó es cuando los protagonistas descubren quién es el responsable de todos los asesinatos y sus motivaciones.

Cristina (Eva Bartok) y Max (Cameron Mitchell), los
dueños de la casa de moda, nos desvelan toda la verdad


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