Powered By Blogger

miércoles, 3 de julio de 2013

Drácula (1931) de Tod Browning



El castillo de Drácula
Para los que pensasen que los vampiros son seres cubiertos de purpurina y que brillan cuando les da el solecito, como nos ha mostrado la saga de "Crepúsculo", aquí traigo un documento (de más de ochenta años nada menos) que demuestra que de toda la vida de Dios estos seres han sido malvadas criaturas, enemigos de las cruces, del agua bendita y de la luz solar, pero no porque los haga parecer fosforescentes, sino porque los hacía explotar en pedazos. 



El Conde Drácula (Bela Lugosi)
En esta época ya prehistórica del cine, teniendo en cuenta que vivimos en la época del facebook, del whatsapp, etc, que son los años treinta la productora Universal consiguió innumerables éxitos a costa de una serie de películas cuyos protagonistas eran los ya denominados monstruos clásicos (véase Frankenstein, el hombre lobo,...). Su primer éxito fue este Drácula, primera adaptación oficial (no contemos "Nosferatu" de Murnau) y sonora de la novela de Bram Stoker. La historia de un Conde de Transilvania que aterroriza a la población habitante cercana a su tenebroso castillo en los Cárpatos y que decide cambiar su lugar de residencia por la inmensa Londres donde intentará seguir haciendo de las suyas; chupar la sangre de los vivos, porque como todos sabréis Drácula es un vampiro. 

El chiflado de Renfield (Dwight Frye), sirviente de Drácula
¿Cómo recomendar en 2013 una película de 1931? Es una labor difícil, no obstante lo voy a intentar aunque sea por su interés histórico y por la curiosa misión de comprobar la evolución sufrida por la historia del cine de la figura del vampiro hasta la fecha. En la película cabe destacar una figura mítica, tanto que incluso se hace hasta poco denominarla como mítica. Me estoy refiriendo a Bela Lugosi, el actor inmortal al que se le fue la pinza según cuenta su leyenda y murió creyéndose ser el propio Drácula víctima de una decadencia profesional y mental tan triste como legendaria. Lugosi era un actor húngaro, que tuvo el honor de personalizar de forma inquietante y única el personaje de Bram Stoker por primera vez en la Historia del cine. Lugosi era un actor muy limitadito, demasiado teatral, no obstante estas limitaciones fueron las que le convirtieron en un icono del terror de aquella época. Esas expresiones sobreactuadas se convirtieron en una marca referencial del propio personaje del Conde Drácula y ese histrionismo que le atribuyó al personaje se han instaurado como algo verdaderamente único en la historia de las performances (¡qué fisno me ha quedado!) de personajes aterradores y las personalidades de los ilustres actores que los han encarnado. 

Drácula a punto de hincar el diente a una víctima

Mina (Helen Chandler) y Jonathan (David Manners),
como los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él.
Que sí, que volvemos a lo mismo, una película de ochenta años, en blanco y negro y siendo conocedores de los niveles de brutalidad y casquería que han alcanzado los filmes de terror actuales, ¿puede ser disfrutable por el público actual del siglo XXI? Yo desde luego os invito a comprobarlo, por ser una ilustre obra de terror, de gran valor histórico, de gran trascendencia para el género, es de muy corta duración (poco más de una hora) y bueno sobre todo porque la encarnación de Bela Lugosi me parece algo imprescindible de visualizar por todo amante del universo del vampirismo. En lo personal, me quedo antes con Lugosi (malvado, histriónico, frío) que con la encarnación de bohemio estirado y llorica de Gary Oldman en la hinchada adaptación de Francis Ford Coppola de 1992. Aunque obviamente hay que hacer un pequeño esfuerzo y situarnos en una época y en un contexto para disfrutar esta magnífica obra, como se merece. ¡Pero leche!, si eres fan del género no puedes ir por ahí sin haber visto sus orígenes más lejanos.
 
Mina bajo la influencia de Drácula

*MI MOMENTO FAVORITO: un momento concreto en el que se produce un cara a cara entre el Conde Drácula y su némesis el Profesor Van Helsing (Edward Van Sloan) que tiene como consecuencia al vampiro huyendo despavorido ante la imagen de una cruz.

Van Helsing y Jesucristo vs. Drácula (no es una pelea equitativa)

No hay comentarios:

Publicar un comentario