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jueves, 25 de julio de 2013

Una noche en la ópera (1935) de Sam Wood


"La parte contratante de la primera parte..."
Estamos ante otra de las películas más emblemáticas, famosas y recordadas de los geniales hermanos Marx. Por primera vez son tres, tras la marcha de Zeppo, pero es obvio que la ausencia del cuarto hermano ni se nota, porque siempre fue un rancio de mucho cuidado. En esta ocasión los hermanos Marx ayudarán a una joven pareja de cantantes de ópera, no muy populares, por un lado a triunfar en el mundo de la ópera y por otro a que puedan vivir juntos su amor. Para ello serán los protagonistas de una serie de disparatadas y alocadas situaciones que incluyen el saboteo de una momumental función en Nueva York, lo que tendrá unas caóticas consecuencias.

Buen porrazo que te vas a llevar

No podía faltar la "hermana" Marx, Margaret Dumont
Recuerdo haber visto este film siendo niño en aquél magnífico canal del satélite digital TCM y no parar de reir, esa grata experiencia es la culpable de que hoy en día admire tanto a estos cómicos tan geniales y que les tenga un más que grato cariño a muchas de sus inolvidables películas. "Una noche en la ópera" rompe en cambio con el estilo de las películas de los Marx hasta el momento (también supuso una ruptura con la Paramount, la cual siempre había sido la productora de sus películas anteriores). Se incluye una historia de amor, que ya sería típica en el resto de sus películas posteriores, una historia de amor que se convertiría en el eje central de la trama y que no se llevaría a cabo sin la participación de los disparatados hermanos, que apuestan porque los amantes en cuestión puedan estar juntos y para ello deberán enfrentarse a una serie de oponentes que apuestan por destruir este amor. 

Tres hombres a tres barbas pegados
 
Un banco para cuatro
"Una noche en la ópera" contiene posiblemente la escena más divertida y recordada de toda la filmografía de los Marx, me estoy refiriendo a la inmortal escena del camarote. Esta escena en sí ya puede considerarse por sí misma una obra maestra de la comedia. Pero aparte la película ofrece muchos más momentos memorables, véase la del contrato, la de las camas o las finales de la ópera. En su contra encontramos una escena musical en el barco demasiado larga para mi gusto, que le resta un poco de habilidad de ritmo y entretenimiento. Pero eso no resta ni un ápice de la gran calidad que tiene el film, que con razón es también considerado uno de los mejores de sus inmortales protagonistas. Es magnífica.

Saboteando la ópera

*MI MOMENTO FAVORITO: desde luego el más divertido de la película (y uno de los más divertidos y más recordados de los hermanos Marx), ése en el que el reducido camarote de Groucho empieza a estar un pelín más lleno de la cuenta. 

¡Aquí no cabe ni un alfiler!

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