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domingo, 7 de julio de 2013

El Dr. Frankenstein (1931) de James Whale



Vaya cara de loco tiene Frankenstein (Colin Clive)
Tras el éxito de "Drácula" en 1931, la Universal se puso manos a la obra enseguida y el mismo año realizaron otra mítica adaptación de una popular novela de terror, "Frankenstein" de Mary Shelley. Probablemente esta versión de Frankenstein sea la más popular de las películas de monstruos clásicos de Universal y es que la figura de Boris Karloff maquillado como el monstruo (con sus dos tornillos a a ambos lados del cuello) es verdaderamente icónico. A Karloff le llegó por casualidad la oportunidad de hacer su papel más representativo, tras la negativa de Bela Lugosi. A Lugosi le ofrecieron hacer de monstruo tras su apoteósica caracterización del Conde Drácula, sin embargo éste se negó porque no le hacía gracia, según se cuenta, pasar por un proceso tan elaborado de maquillaje hasta el punto de hacerlo irreconocible (verdaderamente estúpido puesto que Lugosi saldría en otros films posteriores irreconocible gracias al maquillaje, véase "La isla de las almas perdidas"). 

Creando vida en el laboratorio
La historia es de sobra conocida, un científico, el Dr. Victor Frankenstein (Colin Clive) se obsesiona con la idea de crear un ser humano, a partir de miembros de cadáveres y lograr proporcionarle vida sirviéndose de la electricidad de un rayo. Con ayuda del jorobado Igor (Dwight Frye), logra su propósito, aunque no con los resultados esperados. Su criatura (Boris Karloff) resulta tener la inteligencia de un deficiente, el pobre, y una fuerza sobrehumana lo que lo convierte en una amenaza para la paz existente en la población. Así Frankenstein verá convertirdo su sueño, en una pesadillesca maldición. Al igual que con "Drácula", la Universal se apuntó otro tanto y fichó a Karloff como uno de sus más preciados actores fetiche. 

Al jorobado Igor (Dwight Frye) le encanta torturar al monstruo (Boris Karloff)
 
El mosntruo se cuela en la boda de su creador
La película es una prodigiosa obra, magníficamente rodada y ambientada. "Drácula", requiere un pequeño esfuerzo por parte del público del siglo XXI para admirarla como es debida, como un documento histórico del terror de los años treinta. Con ochenta años a cuestas, a mí sinceramente me sigue pareciendo una de las mejores y más acertadas versiones de "Frankenstein" que jamás se han hecho, en gran parte porque Karloff consiguió  una tierna y memorable interpretación del monstruo difícil de igualar y ya no hablemos de superar. Su monstruo no es un ser terrorífico, todo lo contrario, inspira cierta lástima, es una víctima incomprendida, un personaje al que no es difícil tener cariño y sentir compasión. Como siempre digo, un fanático del género no se puede perder estas pequeñas grandes maravillas de antaño, por muy caducas que parezca que las haya dejado el paso del tiempo.

Monstruo y creador cara a cara

*MI MOMENTO FAVORITO: el tierno encuentro entre la criatura (Boris Karloff) y una niña. 

El monstruo haciendo amigos

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